Ella hace palidecer mi rostro y detener la niebla.
Con sus piernas brutales cruza el velo purpúreo
y lentamente adormece las joyas de mi capa abismal.
y es un teatro en llamas
que se alza sobre el mundo y huye bramando entre fantasmas.
Pero siempre volverá la cabeza.
Tendrá las carnes cubiertas de polvo,
cigüeñas brotarán desesperadas detrás su ojo inmenso
y un cuchillo será la voz y el sándalo.
Con siete velas podridas y un ramo de libélulas recorrerá las tumbas
invadirá los mármoles
como un gran loco
y se alejará
misteriosamente ...
arrastrando su esqueleto soberbio.
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