(Oh! Captain, my Captain..!)
“...y tú, mi padre, allí estás en tu triste apogeo.
Maldice, bendice, que ahora yo imploro con la vehemencia de tus lágrimas”
(Dylan Thomas)
I
Es el fuego, hijo mío.
Es la hoguera insaciable.
El mundo a un paso del mundo.
Dos palabras.
Un disparo.
Una fuente latiendo hacia la luz.
Es la hoguera que vuelve
y me interroga
como un sable marino,
como un ojo de araña,
como un buey en la noche
o el tren que se desmaya en mitad de la lluvia
y cae.
II
Pero, no temas, hijo,
no temas.
Mi savia espantará tu angustia.
Un ala de pájaro será tu escudo,
hasta que despiertes
y no quede más que tu sombra en esta casa.
III
Es la hoguera que remueve escombros
atrapa remolinos
y alimenta a sus cuervos con mis venas cansadas
IV
No,
ya no puedo tocarte.
La hoguera trae mantos de silencio
y tenazas que me alumbran.
Ha vuelto a buscar mi voz desnuda.
y estas manos sin juramentos,
mi rostro sencillo,
mi cántaro sin preces...
Es el fuego, hijo mío...
Mi último paso por la tierra.
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