Algún día me encontraré con la serpiente borgoña y le haré un retrato.
Ya puedo imaginarlo:
Será un cruce de botellas en blanco, crepúsculos y bosques de cruz golpeada.
En tu frente habrá un tapíz, un ganso y un gatillo;
un suspiro que provoque a la sultana con un azote de bacanal
y un leproso girando disciplinadamente sobre el cántaro de mi pupila.
Yo los perfumaré con esta mano rota.
Todo está listo.
Y si algún día vuelvo a verte, golpeará la loba su caracol de azufre
...y alguien dará la orden
...y tomaré por el cuello al patrimonio de mi pecado,
para sacudirlo con furia y ahogarlo en el océano.
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