Un pájaro dormido,
una flor bordada en una telaraña,
un ángel que hace crecer la hierba
una voz en la última del tiempo,
una mano inmensa entre lunas de azufre
Es el torrente azul,
es todo lo que pasa a tu lado sin que lo adviertas,
son las pisadas secretas en medio de una catedral
lo que hace vivir a las imágenes,
y te pinta los cabellos, y te aclara los ojos
y dibuja marcas y torres demenciales en el medio de
Es todo lo que sucede para complacerte como a una reina secreta.
Una forma sinuosa que descubre tus propias formas y camina en tu sangre.
Un pájaro temblando,
un pañuelo en tus ojos imitando al abismo
y acariciando el mar,
(y no es el mar,
es lo que el mar promete,
o lo que el mar confiesa)
Un castillo tocado por un hombre.
Una mujer pública tejiendo en una rama.
Una mano de arcilla en tu espalda.
Ese color que agita el sueño de la mujer con velos
dormida en un pantano que está a punto de alzarse y caminar hacia ti.
Ese largo cabello que te confunde con un hada y te aprisiona
en el muro blanco donde nacen las sombras de los niños.
Es la caída de un ángel que no existe.
La majestad oculta entre cenizas.
“Una tristeza del tamaño de un pájaro”
Un pájaro en la nieve.
Una muñeca rota en mitad del abismo.
Un títere lejano.
Un balcón infinito.
La gran noche que espera debajo de tu cama.
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