Volverá siempre el águila a la mano del hombre
aprenderá el lenguaje, cantará en los abismos
traerá su vuelo extremo, lo hará implacable y manso;
reflejará los mares, las estatuas, los siglos...
Construirá en el ocaso una torre y un verbo
el perfume del vuelo subirá por los muros
sumergirá tres veces sus plumas en las aguas
sonarán los tambores palpitará el susurro
Como un guardián perfecto, velará entre las sombras
protegerá la mano que esperará en silencio
batirá fascinante sus alas de torrente
se alzará sobre el mundo, por un túnel de sueño
En un sol clandestino, volverá hacia el poniente
golpeará la medalla, será mármol y espectro
un mosaico celeste que crecerá en el aire
resonará la fábula sigilosa del tiempo
Derrotada, distante, siniestra, peregrina
Bajará el ave magna, a su trono de hueso
ya la palma expectante erguirá la corona
y en la mano del hombre sucederá el encuentro.
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