Cuando las palabras no alcanzan,
cuando el pecho se ahueca de tanto silencio,
cuando las horas son días y los días son montañas,
cuando el tiempo se apodera del tiempo,
cuando las hojas fantasmales de la sangre llenan un vacío de viento,
cuando el aire se vuelve ahogo,
cuando la Tierra se deshace en sendas y acrecienta las huellas,
cuando el tiempo se nos pegotea como un fango delirante...
....es cuando comprendemos
que hay un ejército de arañas consteladas que jamás nos van a abandonar;
que van a tejernos y entretejernos,
y ahogarnos y encolumnarnos para siempre ,
inútilmente,
como castillos muertos,
en el agua de un instante caprichoso.
Que vamos a transcurrir entre tactos mortales,
ojos oscuros,
puertas cerradas,
refugios antiguos,
puertas cerradas,
refugios antiguos,
mentes lúcidas,
palabras voraces,
aromas intactos,
lugares íntimos,
momentos descomunales,
roces intransigentes
o insignifiantes
pero que no se borran ,
que no encuentran paz
en el letargo de la piedra instantánea y quebrada del dolor
en el letargo de la piedra instantánea y quebrada del dolor
Pilares insurrectos de la inconsciencia cotidiana que son nuestro legado perpetuo....
y caminan con nosotros día tras día,
describiendo secretamente
la silueta pesada,
indefinida
de ese infatigable perro silencioso
de ese infatigable perro silencioso
que no tiene dueño,
que no se deja acariciar,
que no permite más q la contemplación pasiva
de un paisaje errante
que nunca volverá.
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