Buscamos la voz donde impera el eco del sonido inexplicable, el hueco misterioso donde se oye el latido superior en un templo infinito y en cada espacio del Sol.
Esperamos detrás de la compuerta cerrada algún piadoso viajero que nos abra para salir al mundo.
Con ojos de mariposas errantes llamamos a los animales del terror, esperando construir un arca inmensa que los lleve al final del arcoiris para despojarlos de sus colores de insomnio.
Abordamos todos los barcos que llegan al Alma.
En el bosque ciego duerme todo aquello que anhelamos.
Y nos postramos ante la Divinidad, exhaustos, en llamas, con las carnes fatigadas y enfermas, mendigando un poco de Amor, pidiendo el Agua del Perdón, las llaves del Reino Escondido que lleva en sus manos impiadosas nuestro pequeño, terrible y caprichoso corazón enamorado.
16/03/21 00:22
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