domingo, 25 de octubre de 2020

EL VIAJE DEL CISNE NEGRO

Llévame al final del camino
Al patio de la casa de la luna
Al fondo del bosque silencioso 
donde duermen todos los pájaros
Donde se apaga la lluvia y se enciende la voz única del mar
Llévame al sol que espera tendido en el desierto
Para hacerme morir de sed
Y sé el agua que me inundará
Llévame suspendida en un grito al planeta más lejano
Quiero estar encerrada en el cofre del silencio
Ahogarlo con gemidos, 
La piel y los lazos en un solo "Amén"
Una sola huella de amarres, cuero y vapor
Caminar lentamente acariciando el abismo
Regalando el sudor y el terror
Que seas la llave que abra la luz que incendia mi propia soledad
Llévame lentamente a la perdición
A la entrega absoluta
Al mástil furioso donde el mal no existirá jamás
Haz de mí la Tierra Sagrada que un coloso conquista como un lugar inhóspito,
lo oprime con su paso candente y fugaz 
y lo hace eterno 
Llévame a la paz de un mundo secreto y único
Donde el miedo suelta las riendas
Donde el tiempo quema sus naves
Y es un obsequio generoso a los bienaventurados pobres de corazón 
Llévame al centro de una columna imantada por el látigo
Al golpe seco del orgullo en la carne
Al lugar donde la araña viciosa del deseo
alimenta con azufre mis auténticas llagas
Me hunde la señal sonora 
y me ilumina en eléctricas figuras
Me embriaga hasta quitarme el aire
Hasta que entrego mi propio oxígeno
Y el pozo siniestro se abre y pide más
Otro sudor, nuevos jugos, estas lágrimas
Más gemidos, mis marcas, los orgasmos
Los aromas, el tacto...
La mirada del ojo que sube al Sol
Que emerge de la sombra, 
Que todo lo entrega para ser un despojo de luz
Y lo es Todo.
Un latido tras otro acelerando el viaje del azote en el viento
Mi espinazo embriagado en metal y en amor.
Para siempre y siempre más.

En la ofrenda está el gran abandono y la gran posesión.
El peldaño que aparece cuando doy un paso
Y emerge fulgurante el brutal Cisne Negro, dulcemente ofrendado al placer y al dolor

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